miércoles, 27 de junio de 2012

"ES MÁS DIFÍCIL CUMPLIR CON LAS OBLIGACIONES DE PADRE QUE CON LAS DE PAPÁ"

Es mentira, mi viejo nunca fue mi héroe, él es mi antihéroe favorito: más cerca de El Chapulín Colorado que de Súperman. Me parece banal ensalzar la figura del padre hasta alturas inalcanzables. Prefiero tener a mi antihéroe cínico y burlón, jaranero impenitente, que siempre tiene el chiste preciso y perfecto para salir de cualquier apuro y cuyos modales mi madre no se cansa de corregir desde hace treinta años.

Hay dos cosas que disfruto mucho de mi viejo: Los chistes campechanos que suelta en cada sobremesa y que tanto sacan de quicio a mi mamá (ella tan prisionera de lo correcto) y las geniales historias de su infancia y juventud, relatos fieles a la realidad, o en todo caso, a su recuerdo personal de la realidad, lo cual (decía Borges) es lo mismo. Personajes y relatos contados con maestría y encanto, pues aunque no le guste leer mucho, está dotado de una sabiduría natural, perfeccionada en la escuela de la vida. No sé si esas historias tan exquisitas son del todo ciertas o mi papá miente para ayudar a la realidad y hacerla más emocionante. Lo cierto es que sus personajes como Dora Tello, Los Hermanos Corrochanos o el lorito Guapo se han insertado en mi imaginario con la misma fuerza que Don Quijote, Martín Romaña o el Coronel Aureliano Buendía.

Me encantan esas historias que le dan una aureola aventurera, de vida en constante cambio y movimiento y hacen realidad ese verso de Chocano: "Quiero vivir torrente..."

Mi viejo ha tenido siempre sus astucias para que el indomable carácter de mi mamá no lo hiera. Siempre tiene lista como respuesta una carcajada que trivializa y relativiza todo.

Como decía Sábato en boca de María Iribarne: "Vivir consiste en construir futuros recuerdos". Ahora mismo frente a él, escuchándolo reír a carcajadas para trivializar los comentarios de mi mamá, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos para el día en que mi viejo me haga falta.