martes, 21 de abril de 2015

#DÉJALADECIDIR

"Si las mataniños ganan, que se exija que tal como hay un registro de hombres que tienen q cumplir con el pago de pensiones a sus hijos, que tambien exista un registro de cada mujer que decide abortar,, MERECEMOS SABER CONQUE TIPO DE PERSONAS ALTERNAMOS!!”
“A esa hora estemos donde estemos; seamos evangélicos, adventistas, católicos, testigos de jehová u de otra inglesia. Unámonos en oración. No solo por la NO aprobación de esta abominación; sino por las personas que lo proponen, para que se puedan arrepentir antes de que Dios les pida su existencia”
Hoy me metí a una de estas supuestas páginas pro-vida con la curiosidad de un entomólogo. Encontré muchos comentarios como los de arriba, de sujetos cuyas convicciones personales e ideas religiosas los llevan a proyectarse en el espacio femenino como si éste les perteneciera. Ellos consideran que la terrible y penosa decisión de abortar que toma una mujer cuando ha sido violada es una agresión a los derechos de las demás personas ajenas a la experiencia traumática.
Incapaces de salir de la perspectiva masculina como centro de la experiencia humana y como la única relevante, estos sujetos insisten en hacer de la defensa irrestricta de la vida un único parámetro válido e infalible para separar lo bueno de lo malo. Esto les impide ver a las mujeres más allá de un vientre receptáculo o reproductor, pues ya no las conciben como sujetos de derechos: la maternidad para las mujeres debe ser un designio único e inevitable, incluso en casos de violación.
Estos comentaristas y marchantes, que en las calles enarbolan la supuesta bandera de la vida, están convencidos de que el desarrollo del feto es moralmente superior a la dignidad de la mujer violada. Y así salen orgullosos y felices, empeñados en llevar a cabo su buena acción del día, sin darse cuenta de que están avalando la denigración de miles de mujeres en un país con la más alta tasa de violaciones sexuales en Sudamérica. Pero así siguen ellos, queriendo cumplir con el designio divino y la imposición de convicciones personales en vidas y cuerpos ajenos.
En pocos minutos, la Comisión de Justicia del Congreso debatirá el proyecto de ley que busca despenalizar el aborto en casos de violación sexual. Si los congresistas deniegan este derecho, se habrá confirmado que las mujeres como categoría social siempre estaremos subordinadas a los deseos, opiniones y convicciones de los hombres en un círculo de violencia sin fin.
La defensa irrestricta por la vida se ha enfocado desde un ángulo equivocado porque no considera la dignidad de las mujeres dentro de esta lucha. La perspectiva correcta debería ser dar a las mujeres todos aquellos derechos que hagan de su vida algo digno de ser vivida.
La defensa de la vida solo será hermosa cuando se articule con otra defensa igual de trascendental: la dignidad y la libertad de las mujeres.

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